pórtense como hombres; no permitan que los hebreos nos hagan sus esclavos asà como ellos lo han sido de nosotros. Seamos hombres y peleemos.»
Los filisteos se lanzaron al ataque y derrotaron a Israel: cada uno huyó por su lado. Fue un gran desastre en que perecieron treinta mil soldados de infanterÃa de Israel.
El Arca de Dios fue capturada y murieron Jofni y Finjas, los dos hijos de HelÃ.
Un hombre de la tribu de BenjamÃn se escapó del frente de batalla y llegó el mismo dÃa a Silo con la ropa hecha tiras y la cabeza cubierta de polvo.
Cuando llegó, Helà estaba sentado en su silla, a orilla del camino, tratando de divisar algo, pues estaba muy preocupado por lo que le pudiera haber pasado al Arca de Dios. Al saber en la ciudad la noticia que habÃa traÃdo este hombre, todo el mundo se puso a gritar.
Apenas el hombre nombró el Arca de Dios, Helà cayó de su silla hacia atrás junto a la puerta, se rompió la nuca y murió, pues era viejo y pesado. HacÃa cuarenta años que mandaba en Israel.
Su nuera, la mujer de Finjas, estaba embarazada y por dar a luz. Cuando supo que el Arca de Dios habÃa sido capturada y que su suegro y su marido habÃan muerto, sufrió un alumbramiento prematuro.
Estando por morir, las que le asistÃan le dijeron: «Animo, que es un niño»; pero ella estaba inconsciente y no respondió.
Le puso al niño el nombre de Icabod, o sea «Desapareció la gloria», aludiendo a la captura del Arca de Dios y a la muerte de Helà y de su marido.
Cuando ella dijo «la gloria», se referÃa al Arca de Dios.