En aquellos dÃas los filisteos reunieron sus tropas para ir a la guerra contra Israel. AquÃs dijo a David: «Bien sabes que tú y tus hombres deben venir a la guerra conmigo.»
Entonces dijo a sus muchachos: «Búsquenme a una mujer que evoque los espÃritus de los muertos, para que yo me vaya a consultarla.» Ellos respondieron: «Precisamente aquÃ, cerca, en Endor, hay una.» (Saúl habÃa echado del paÃs a los adivinos y a los que consultan a los espÃritus de los muertos.)
Saúl se disfrazó y fue a verla acompañado por dos de sus hombres. Llegaron por la noche donde la mujer y Saúl le dijo: «Consulta al espÃritu del que yo te diga.»
Saúl se estremeció y cayó de bruces en el suelo. Estaba asustado por las palabras de Samuel. Además le faltaron las fuerzas porque no habÃa comido en todo el dÃa.
Pero ahora dÃgnate obedecer a tu sierva. PermÃteme traerte algo de comida para que recuperes tus fuerzas y prosigas tu camino.»
Saúl no querÃa aceptar, mas sus servidores y la mujer insistieron hasta que aceptó. Se levantó del suelo y se sentó en un sillón.
La mujer tenÃa un ternero gordo en casa y se apresuró a sacrificarlo; luego tomó harina e hizo panes sin levadura y sirvió esta cena a Saúl y a sus acompañantes, que comieron y se marcharon aquella misma noche.