Y David insistió: «¿Es cierto que las autoridades de Queilá nos entregarán a Saúl?» La respuesta fue: «SÃ, te entregarán a ti y a tus hombres.»
Entonces David se marchó con sus seiscientos hombres. Salieron de Queilá y anduvieron errantes. Informado Saúl de que David habÃa huido de Queilá, suspendió la expedición.
Algunos de Zif habÃan ido a Guibea a decirle a Saúl: «David está escondido entre nosotros, en los refugios de Jarsa, en el cerro de Jaquila, que está al sur del desierto.
Ahora, pues, baja, como es tu deseo, y nosotros te lo entregaremos.»