el espÃritu de Dios se apoderó de Saúl y se enojó sobremanera.
Tomó una yunta de bueyes, los descuartizó y envió los pedazos por todo el territorio de Israel con este mensaje: «Esto les va a pasar a los bueyes de todos los que no quieran seguirme a mà y a Samuel.» Al ver esto, todos tuvieron miedo y salieron como un solo hombre.
Saúl les pasó revista en Bezar: eran unos trescientos mil los de Israel y treinta mil los de Judá.
A la mañana siguiente Saúl dispuso a su gente en tres columnas, que penetraron en el campamento antes que amaneciera. Hubo lucha hasta el mediodÃa. Los amonitas fueron derrotados y los que pudieron escaparon cada uno por su cuenta.