Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios; se les entregaron siete trompetas.
Otro ángel vino y se paró delante del altar de los perfumes con un incensario de oro. Se le dieron muchos perfumes: las oraciones de todos los santos que iba a ofrecer en el altar de oro colocado delante del trono.
Y la nube de perfumes, con las oraciones de los santos, se elevó de las manos del ángel hasta la presencia de Dios.
Los siete ángeles de las siete trompetas se prepararon para tocar.
Tocó el primero, y se produjo granizo y fuego mezclado con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra: se quemó la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles ardió y toda la hierba verde se abrasó.
Tocó el segundo ángel su trompeta, y algo asà como un inmenso cerro fue echado al mar: la tercera parte del mar se convirtió en sangre,
la tercera parte de los seres que viven en el mar pereció y un tercio de los navÃos naufragó.
Tocó el tercer ángel su trompeta, y una estrella grande, que parecÃa un globo de fuego, cayó del cielo sobre la tercera parte de los rÃos y de los manantiales de agua.
La estrella se llama Ajenjo. La tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y mucha gente murió a causa de las aguas que se habÃan vuelto amargas.
Tocó el cuarto ángel su trompeta, y quedó afectada la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas; perdieron un tercio de su claridad, la luz del dÃa disminuyó un tercio, y lo mismo la de la noche.
Y mi visión continuó: oà a un águila que volaba por lo más alto del cielo y que decÃa con voz potente: «¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra cuando resuene el sonido de las trompetas que los tres últimos ángeles van a tocar!»