Entonces vi esto: entre el trono con sus cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro ancianos un Cordero estaba de pie, a pesar de haber sido sacrificado. TenÃa siete cuernos y siete ojos, que son los siete espÃritus de Dios enviados a toda la tierra.
El Cordero se adelantó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono.
Cuando lo tomó, los cuatro Seres Vivientes se postraron ante el Cordero. Lo mismo hicieron los veinticuatro ancianos que tenÃan en sus manos arpas y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.
Y cantaban este cántico nuevo: Eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación.
Los hiciste reino y sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra.
Yo seguÃa mirando, y oà el clamor de una multitud de ángeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Eran millones, centenares de millones
que gritaban a toda voz: Digno es el Cordero degollado de recibir poder y riqueza, sabidurÃa y fuerza, honor, gloria y alabanza.
Y les respondÃan todas las criaturas del cielo, de la tierra, del mar y del mundo de abajo. Oà que decÃan: Al que está sentado en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.