But the God of all grace, who hath called us unto his eternal glory by Christ Jesus, after that ye have suffered a while, make you perfect, stablish, strengthen, settle you.
Pero para los cobardes, los renegados, los corrompidos, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras, en una palabra, para todos los falsos, su lugar y su parte es el lago que arde con fuego de azufre, que es la segunda muerte.»
Se acercó a mà uno de los siete ángeles de las siete copas llenas de las siete últimas plagas y me dijo: «Ven, que te voy a mostrar a la novia, a la esposa del Cordero.»
envuelta en la gloria de Dios. ResplandecÃa como piedra muy preciosa, con el color del jaspe cristalino.
TenÃa una muralla grande y alta con doce puertas, y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados, que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel.
Tres puertas dan a oriente y otras tres miran al norte; tres puertas al sur y otras tres al poniente.
La muralla de la ciudad descansa sobre doce bases en las que están escritos los nombres de los doce Apóstoles del Cordero.
El ángel que me hablaba tenÃa una caña de medir de oro, para medir la ciudad, las puertas y la muralla.
La ciudad es un cuadrado: su longitud es igual a su anchura. Midió la ciudad con la caña, y tenÃa doce mil estadios. Su longitud, anchura y altura son iguales.
La muralla está hecha con jaspe y la ciudad es de oro puro, como cristal.
Las bases de la muralla de la ciudad están adornadas con toda clase de piedras preciosas: la primera base es de jaspe; la segunda, es de zafiro; la tercera, de calcedonia; la cuarta de esmeralda;
Las doce puertas son doce perlas, cada puerta está hecha de una sola perla. La plaza de la ciudad está pavimentada con oro refinado, transparente como cristal.
No vi templo alguno en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios, el Todopoderoso, y el Cordero.
La ciudad no necesita luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
A su luz caminarán las naciones, y los reyes de la tierra llevarán a ella sus riquezas.
No habrá que cerrar sus puertas al fin del dÃa, ya que allà no habrá noche.
Traerán a ella las riquezas y el esplendor de las naciones.
Nada manchado entrará en ella, ni los que cometen maldad y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero.