Queridos mÃos, no se fÃen de cualquier inspiración. Examinen los espÃritus para ver si vienen de Dios, porque andan por el mundo muchos falsos profetas.
¿Quieren reconocer al espÃritu de Dios? Todo espÃritu que reconoce a Jesús como el MesÃas que ha venido en la carne, habla de parte de Dios.
En cambio, si un inspirado no reconoce a Jesús, ese espÃritu no es de Dios; es el mismo espÃritu del Anticristo. Han oÃdo que vendrÃa un anticristo: pues bien, ya está en el mundo.
Ustedes, hijitos, son de Dios, y ya han logrado la victoria sobre esa gente, pues el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.
Ellos son del mundo, por eso su lenguaje es el del mundo, y el mundo los escucha.
Nosotros, en cambio, somos de Dios; el que conoce a Dios nos escucha, pero el que no conoce a Dios no nos hace caso. Asà es como reconocemos el espÃritu de la verdad y el espÃritu del error.