Aquí tienen lo que era desde el principio, lo que hemos oído, y lo hemos visto con nuestros ojos, y palpado con nuestras manos, -me refiero a la Palabra que es vida.
Porque la vida se dio a conocer, hemos visto la Vida eterna y hablamos de ella, y se la anunciamos, -aquella que estaba con el Padre y que se nos dio a conocer.
Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo.
Y les escribimos esto para que sea mayor nuestra alegría.
Este es el mensaje que hemos recibido de él y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que en él no hay tinieblas.
Si decimos que estamos en comunión con él mientras caminamos en tinieblas, somos unos mentirosos y no estamos haciendo la verdad.
En cambio, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Pero si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.
Si dijéramos que no hemos pecado, sería como decir que él miente, y su palabra no estaría en nosotros.