Carta de Simeón Pedro, servidor y apóstol de Cristo Jesús, a todos aquellos que tuvieron la suerte, como la tuvimos nosotros, de recibir una fe tan preciosa y de ser renovados por nuestro Dios y Salvador Jesucristo.
Que la gracia y la paz se les aumenten de dÃa en dÃa, junto con el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor.
Su poder divino nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad, en primer lugar el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su propia gloria y fuerza.
Por ellas nos ha concedido lo más grande y precioso que se pueda ofrecer: ustedes llegan a ser partÃcipes de la naturaleza divina, escapando de la corrupción que en este mundo va a la par con el deseo.
Por eso, pongan el máximo empeño en incrementar su fe con la firmeza,
la firmeza con el conocimiento, el conocimiento con el dominio de los instintos, el dominio de los instintos con la constancia, la constancia con la piedad,
la piedad con el amor fraterno y el amor fraterno con la caridad.
En efecto, no hemos sacado de fábulas o de teorÃas inventadas lo que les hemos enseñado sobre el poder y la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor. Con nuestros propios ojos hemos contemplado su majestad
A consecuencia de esto creemos más firmemente en el mensaje de los profetas, y deben tenerlo como una lámpara que luce en un lugar oscuro, hasta que se levante el dÃa y el lucero de la mañana brille en sus corazones.