Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos;
su oro y su plata se han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya eran los últimos tiempos?
Han conocido sólo lujo y placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados.
Condenaron y mataron al inocente, pues ¿cómo podÃa defenderse?
Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las tardÃas.
Otro punto muy importante, hermanos: no juren, ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna otra forma. Que su sà sea sÃ, y su no, no; de otro modo serÃan reprensibles.
¿Hay entre ustedes alguno desanimado? Que rece. ¿Está alguno alegre? Que cante himnos a Dios.
La oración hecha con fe salvará al que no puede levantarse; el Señor hará que se levante; y si ha cometido pecados, se le perdonarán.
Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante:
ElÃas era hombre y mortal como nosotros, pero cuando rogó insistentemente para que no lloviese en el paÃs, no llovió durante tres años y medio;