Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
La verdadera viuda es la que se queda sola, habiendo puesto en Dios su esperanza, y se dedica dÃa y noche a la oración y a las súplicas.
En cambio, la que quiere pasarlo bien, aunque viva, está muerta.
Insiste en esto para que nadie pueda criticarlas.
Quien no se preocupa de los suyos, especialmente de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que el que no cree.
No inscribas entre las viudas más que a quien ya pasó los sesenta años, casada una sola vez
y recomendada por sus buenas obras: si educó a sus hijos, dio hospitalidad y sirvió humildemente a los santos, socorrió a los que sufren. En pocas palabras, que se haya dedicado a hacer el bien.
No admitas a las viudas de menos edad, pues cuando ya se han cansado de Cristo quieren casarse
y, faltando a su primer compromiso, se ponen en una situación irregular.
Aprenden además a no hacer nada y se acostumbran a andar de casa en casa. Como no tienen nada que hacer, hablan de más, se meten en lo que no les toca y dicen lo que no deben.
Quiero, pues, que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, que tengan hijos y sean amas de casa, antes que dar a nuestros adversarios algún pretexto para criticar.
Ya algunas se han extraviado siguiendo a Satanás.
Si alguna mujer creyente tiene viudas en su familia, que las atienda. Asà la Iglesia no tendrá que cargar con ellas y podrá socorrer a las que son viudas en el justo sentido.
Los presbÃteros que son buenos dirigentes recibirán doble honor y remuneración, sobre todo los que llevan el peso de la predicación y de la enseñanza.