Por lo demás, hermanos, les pedimos y rogamos en nombre del Señor Jesús: Aprendieron de nosotros cómo han de portarse para agradar a Dios; ya viven así, pero procuren hacer nuevos progresos.
Conocen las tradiciones que les entregamos con la autoridad del Señor Jesús:
la voluntad de Dios es que se hagan santos y que rehúyan la libertad sexual.
Que cada uno se comporte con su esposa con santidad y respeto,
y no se deje llevar por el deseo, como hace la gente que no conoce a Dios.
Que nadie ofenda a su hermano o hermana en esta materia o se aproveche de él. El Señor pedirá cuentas de todas estas cosas, como ya se lo hemos dicho y declarado.
Pues Dios no nos llamó a vivir en la impureza, sino en la santidad.
Por eso, el que no haga caso de estas advertencias desobedece, no a un hombre, sino al mismo Dios, que les da a ustedes su Espíritu Santo.
En cuanto al amor mutuo de hermanos, no necesitan que les escriba, ya que Dios mismo les enseñó a amarse unos a otros.
Ya lo practican con los hermanos de toda Macedonia, pero los invito a hacer todavía más.
Piensen que es algo grande tener estabilidad, hacerse cargo de las propias necesidades y trabajar con las propias manos, como se lo hemos mandado.
Al observar estas reglas serán estimados por los de fuera y no pasarán necesidad.
Hermanos, deseo que estén bien enterados acerca de los que ya descansan. No deben afligirse como hacen los demás que no tienen esperanza.
¿No creemos que Jesús murió y que resucitó? De la misma manera, pues, Dios hará que Jesús se lleve con él a los que ahora descansan.
Les damos esto como palabra del Señor: nosotros, los que ahora vivimos, si todavía estamos con vida cuando venga el Señor, no tendremos ventaja sobre los que ya han muerto.
Cuando se dé la señal por la voz del arcángel y la trompeta divina, el mismo Señor bajará del cielo. Y primero resucitarán los que murieron en Cristo.
Después nosotros, los vivos, los que todavía estemos, nos reuniremos con ellos, llevados en las nubes al encuentro del Señor, allá arriba. Y estaremos con el Señor para siempre.
Guarden, pues, estas palabras, y confórtense unos a otros.