En cuanto a la ayuda a los santos, a nuestros hermanos, no es necesario que se la recomiende,
pues conozco su buena disposición, y lo dije con orgullo ante los macedonios: «En Acaya están preparados para la colecta desde el año pasado.» Y el entusiasmo de ustedes fue un estímulo para la mayoría de ellos.
Ahora, pues, les envío a estos hermanos nuestros. ¡Ojalá que todo lo bueno que he hablado de ustedes al respecto no quede desmentido! Como les digo, estén preparados,
no sea que, al llegar conmigo los de Macedonia, los encuentren desprevenidos. ¡Sería para mí una vergüenza, por no decir para ustedes!
Por eso me pareció necesario rogar a nuestros hermanos que se me adelantaran y fueran a verlos para organizar esa largueza que se había acordado. Bien preparada, demostrará ser una largueza y no una limosna.
Miren: el que siembra con mezquindad, con mezquindad cosechará, y el que siembra sin calcular, cosechará también fuera de todo cálculo.
Cada uno dé según lo que decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza, pues Dios ama al que da con corazón alegre.
Y poderoso es Dios para bendecirles de mil maneras, de modo que nunca les falte nada y puedan al mismo tiempo cooperar en toda obra buena.
La Escritura dice: Repartió, dio a los que tenían hambre; sus méritos permanecen para siempre.
Si Dios proporciona la semilla al que siembra y el pan que va a comer, les dará también a ustedes la semilla y la multiplicará, y hará crecer los brotes de sus virtudes.
Sean ricos en todo, y den con generosidad, y nosotros lo transformaremos en acciones de gracias a Dios.
Pues este servicio de carácter sagrado, no sólo proporcionará a los hermanos lo que necesitan, sino que de él resultarán incontables acciones de gracias a Dios.
Este servicio será para ellos una prueba concreta: darán gracias a Dios porque ustedes son consecuentes con el evangelio de Cristo y saben compartir generosamente con ellos y con todos.
Rogarán a Dios por ustedes y les tendrán cariño por la maravillosa gracia que derramó sobre ustedes.
Sí, ¡gracias sean dadas a Dios por su don, que nadie sabría expresar!