En cuanto a la ayuda a los santos, a nuestros hermanos, no es necesario que se la recomiende,
pues conozco su buena disposición, y lo dije con orgullo ante los macedonios: «En Acaya están preparados para la colecta desde el año pasado.» Y el entusiasmo de ustedes fue un estÃmulo para la mayorÃa de ellos.
no sea que, al llegar conmigo los de Macedonia, los encuentren desprevenidos. ¡SerÃa para mà una vergüenza, por no decir para ustedes!
Por eso me pareció necesario rogar a nuestros hermanos que se me adelantaran y fueran a verlos para organizar esa largueza que se habÃa acordado. Bien preparada, demostrará ser una largueza y no una limosna.
Este servicio será para ellos una prueba concreta: darán gracias a Dios porque ustedes son consecuentes con el evangelio de Cristo y saben compartir generosamente con ellos y con todos.
Rogarán a Dios por ustedes y les tendrán cariño por la maravillosa gracia que derramó sobre ustedes.
SÃ, ¡gracias sean dadas a Dios por su don, que nadie sabrÃa expresar!