Behold, what manner of love the Father hath bestowed upon us, that we should be called the sons of God: therefore the world knoweth us not, because it knew him not.
Hablemos de la carne sacrificada a los ídolos. Todos, por supuesto, hemos alcanzado el saber; pero el saber infla al hombre, mientras que el amor edifica.
El que cree que sabe (algo), es que no sabe todavía qué es conocer,
pero si uno ama (a Dios), éste ha sido conocido (por Dios).
Entonces, ¿se puede comer carne sacrificada a los ídolos? Sabemos que un ídolo no es nada en realidad y que no hay más Dios que el Unico.
Ciertamente la gente habla de dioses en el cielo o en la tierra, y en ese sentido hay muchos dioses y señores.
Pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre: todo viene de él y nosotros vamos hacia él. Y hay un solo Señor, Cristo Jesús: todo depende de él y de él dependemos nosotros.
Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos estaban tan acostumbrados hasta hace poco, que para ellos comer lo que se ofreció al ídolo es como sacrificar al ídolo; y con esto manchan su conciencia poco formada.
Ciertamente no es un alimento el que nos hará agradables a Dios; de comerlo, no será grande el povecho, y de no comer, no nos faltará.
Cuídense, pues, de que sus derechos no hagan caer a los débiles.
Si uno de ellos te ve a ti, con tu buen conocimiento, sentado a la mesa en un salón del templo, su conciencia poco formada se dejará arrrastrar y comerá también él esa carne.
Y así el débil, ese hermano por quien Cristo murió, se pierde a causa de tu saber.
Cuando ustedes ofenden a sus hermanos hiriendo las conciencias que son todavía débiles, pecan contra el mismo Cristo.
Por lo tanto, si algún alimento ha de llevar al pecado a mi hermano, mejor no como nunca más carne para no hacer caer a mi hermano.