Hablemos de la carne sacrificada a los Ãdolos. Todos, por supuesto, hemos alcanzado el saber; pero el saber infla al hombre, mientras que el amor edifica.
Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos estaban tan acostumbrados hasta hace poco, que para ellos comer lo que se ofreció al Ãdolo es como sacrificar al Ãdolo; y con esto manchan su conciencia poco formada.
Ciertamente no es un alimento el que nos hará agradables a Dios; de comerlo, no será grande el povecho, y de no comer, no nos faltará.