Cuando alguien de ustedes tiene un conflicto con otro hermano, ¿cómo se atreve a ir ante jueces paganos en vez de someter el caso a miembros de la Iglesia?
¿No saben que un dÃa nosotros, los santos, juzgaremos al mundo? Y si a ustedes les corresponde juzgar al mundo, ¿serán incapaces de juzgar asuntos tan pequeños?
¡Al contrario! ¡Son ustedes que cometen injusticias y perjudican a otros, que además son hermanos!
¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se engañen: ni los que tienen relaciones sexuales prohibidas, ni los que adoran a los Ãdolos, ni los adúlteros, ni los homosexuales y los que sólo buscan el placer,
ni los ladrones, ni los que no tienen nunca bastante, ni los borrachos, ni los chismosos, ni los que se aprovechan de los demás heredarán el Reino de Dios.
Tal fue el caso de algunos de ustedes, pero han sido lavados, han sido santificados y rehabilitados por el Nombre de Cristo Jesús, el Señor, y por el EspÃritu de nuestro Dios.
La comida es para el estómago y el estómago para la comida; tanto el uno como la otra son cosas que Dios destruirá. En cambio el cuerpo no es para el sexo, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo.
¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Puedo, entonces, tomar sus miembros a Cristo para hacerlos miembros de una prostituta? ¡Ni pensarlo!
Pues ustedes saben muy bien que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella. La Escritura dice: Los dos serán una sola carne.
Huyan de las relaciones sexuales prohibidas. Cualquier otro pecado que alguien cometa queda fuera de su cuerpo, pero el que tiene esas relaciones sexuales peca contra su propio cuerpo.
¿No saben que su cuerpo es templo del EspÃritu Santo que han recibido de Dios y que está en ustedes? Ya no se pertenecen a sà mismos.
Ustedes han sido comprados a un precio muy alto; procuren, pues, que sus cuerpos sirvan a la gloria de Dios.