pues se me ha abierto allà una puerta muy grande y con muchas esperanzas, a pesar de que los enemigos son numerosos.
Si llega Timoteo, procuren que no se sienta incómodo entre ustedes. Tengan en cuenta que trabaja en la obra del Señor como yo.
Que nadie, pues, lo menosprecie y que pueda regresar contento a mÃ. Yo lo estoy esperando con los hermanos.
En cuanto a nuestro hermano Apolo, le he insistido mucho para que vaya donde ustedes con nuestros hermanos, pero se negó formalmente a hacerlo por ahora. Irá cuando se le presente una oportunidad.
Hermanos, todavÃa una recomendación más. Como ustedes saben, Estefanás y los suyos son los primeros que se convirtieron en Acaya, y se han puesto al servicio de los creyentes.
Ustedes, a su vez, acepten su autoridad asà como la de cualquiera que coopere y se dedique al servicio con ellos.
La visita de Estefanás, Fortunato y Acaico me ha causado mucha alegrÃa, pues les echaba mucho de menos a todos ustedes.