Algunos fariseos, pues, dijeron: «Ese hombre, que trabaja en dÃa sábado, no puede venir de Dios.» Pero otros decÃan: «¿Puede ser un pecador el que realiza tales milagros?» Y estaban divididos.
De nuevo los fariseos volvieron a llamar al hombre que habÃa sido ciego y le dijeron: «Confiesa la verdad; nosotros sabemos que ese hombre que te sanó es un pecador.»