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Verse of the Day

Being confident of this very thing, that he which hath begun a good work in you will perform it until the day of Jesus Christ:

Philippians: 1:6

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Evangelio segÃºn San Juan : 1

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En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios.

Ella estaba ante Dios en el principio.

Por Ella se hizo todo, y nada llegÃ³ a ser sin Ella. Lo que fue hecho

tenÃa vida en ella, y para los hombres la vida era luz.

La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron

Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan.

Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por Ã©l.

Aunque no fuera Ã©l la luz, le tocaba dar testimonio de la luz.

Ella era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo.

Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por Ella, o por El, este mundo que no lo recibiÃ³.

Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron;

pero a todos los que lo recibieron les dio capacidad para ser hijos de Dios. Al creer en su Nombre

han nacido, no de sangre alguna ni por ley de la carne, ni por voluntad de hombre, sino que han nacido de Dios.

Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo Ãºnico, en Ã©l todo era don amoroso y verdad.

Juan dio testimonio de Ã©l; dijo muy fuerte: Â«De Ã©l yo hablaba al decir: el que ha venido detrÃ¡s de mÃ, ya estÃ¡ delante de mÃ, porque era antes que yo.Â»

De su plenitud hemos recibido todos, y cada don amoroso preparaba otro.

Por medio de MoisÃ©s hemos recibido la Ley, pero la verdad y el don amoroso nos llegÃ³ por medio de Jesucristo.

Nadie ha visto a Dios jamÃ¡s, pero Dios-Hijo Ãºnico nos lo dio a conocer; Ã©l estÃ¡ en el seno del Padre y nos lo dio a conocer.

Este fue el testimonio de Juan, cuando los judÃos enviaron sacerdotes y levitas desde JerusalÃ©n para preguntarle: Â«Â¿QuiÃ©n eres tÃº? Â»

Juan lo declarÃ³ y no ocultÃ³ la verdad: Â«Yo no soy el MesÃas.Â»

Le preguntaron: Â«Â¿QuiÃ©n eres, entonces? Â¿ElÃas?Â» ContestÃ³: Â«No lo soy.Â» Le dijeron: Â«Â¿Eres el Profeta?Â»

ContestÃ³: Â«No.Â» Entonces le dijeron: Â«Â¿QuiÃ©n eres, enconces? Pues tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. Â¿QuÃ© dices de ti mismo?Â»

Juan contestÃ³: Â«Yo soy, como dijo el profeta IsaÃas, la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del SeÃ±or.Â»

Los enviados eran del grupo de los fariseos,

y le hicieron otra pregunta: Â«Â¿Por quÃ© bautizas entonces, si no eres el MesÃas, ni ElÃas, ni el Profeta?Â»

Les contestÃ³ Juan: Â«Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no conocen,

y aunque viene detrÃ¡s de mÃ, yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia.Â»

Esto sucediÃ³ en BetabarÃ¡, al otro lado del rÃo JordÃ¡n, donde Juan bautizaba.

Al dÃa siguiente Juan vio a JesÃºs que venÃa a su encuentro, y exclamÃ³: Â«AhÃ viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo.

De Ã©l yo hablaba al decir: DetrÃ¡s de mÃ viene un hombre que ya estÃ¡ delante de mÃ, porque era antes que yo.

Yo no lo conocÃa, pero mi bautismo con agua y mi venida misma eran para Ã©l, para que se diera a conocer a Israel.Â»

Y Juan dio este testimonio: Â«He visto al EspÃritu bajar del cielo como una paloma y quedarse sobre Ã©l.

Yo no lo conocÃa, pero Aquel que me enviÃ³ a bautizar con agua, me dijo tambiÃ©n: VerÃ¡s al EspÃritu bajar sobre aquÃ©l que ha de bautizar con el EspÃritu Santo, y se quedarÃ¡ en Ã©l.

Al dÃa siguiente, Juan se encontraba de nuevo en el mismo lugar con dos de sus discÃpulos.

Los dos discÃpulos le oyeron decir esto y siguieron a JesÃºs.

JesÃºs se volviÃ³ y, al ver que lo seguÃan, les preguntÃ³: Â«Â¿QuÃ© buscan?Â» Le contestaron: Â«RabbÃ (que significa Maestro), Â¿dÃ³nde vives?Â»

JesÃºs les dijo: Â«Vengan y lo verÃ¡n.Â» Fueron, vieron dÃ³nde vivÃa y se quedaron con Ã©l aquel dÃa. Eran como las cuatro de la tarde.

EncontrÃ³ primero a su hermano SimÃ³n y le dijo: Â«Hemos encontrado al MesÃasÂ» (que significa el Cristo).

Y se lo presentÃ³ a JesÃºs. JesÃºs mirÃ³ fijamente a SimÃ³n y le dijo: Â«TÃº eres SimÃ³n, hijo de Juan, pero te llamarÃ¡s KefasÂ» (que quiere decir Piedra).

Al dÃa siguiente, JesÃºs resolviÃ³ partir hacia Galilea. Se encontrÃ³ con Felipe y le dijo: Â«SÃgueme.Â»

Felipe se encontrÃ³ con Natanael y le dijo: Â«Hemos hallado a aquÃ©l de quien escribiÃ³ MoisÃ©s en la Ley y tambiÃ©n los profetas. Es JesÃºs, el hijo de JosÃ© de Nazaret.Â»

Natanael le replicÃ³: Â«Â¿Puede salir algo bueno de Nazaret?Â» Felipe le contestÃ³: Â«Ven y verÃ¡s. Â»

Natanael le preguntÃ³: Â«Â¿CÃ³mo me conoces?Â» JesÃºs le respondiÃ³: Â«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, yo te vi.Â»

Natanael exclamÃ³: Â«Maestro, tÃº eres el Hijo de Dios, tÃº eres el Rey de Israel.Â»

En verdad les digo que ustedes verÃ¡n los cielos abiertos y a los Ã¡ngeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.Â»

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