«Mi padre era un arameo errante, que bajó a Egipto y fue a refugiarse allÃ, siendo pocos aún; pero en ese paÃs se hizo una nación grande y poderosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron dura servidumbre.
Desde tu santuario, desde lo alto de los cielos, mira a tu pueblo Israel y bendÃcelo, asà como a la tierra que nos has dado según lo tenÃas dicho a nuestros padres, esta tierra que mana leche y miel.»