Pero no les creyeron, y esta novedad les pareció puros cuentos.
Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro; se agachó y no vio más que los lienzos. Asà que volvió a casa preguntándose lo que habÃa pasado.
Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba.»
Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecÃa, se separó de ellos (y fue llevado al cielo.