El Señor respondió: «Si ustedes tienen un poco de fe, no más grande que un granito de mostaza, dirán a ese árbol: Arráncate y plántate en el mar, y el árbol les obedecerá.
Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz,
y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano.
Jesús entonces preguntó: «¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve?
¿Asà que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?»
Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
Los fariseos estaban preguntando a Jesús: «¿Cuándo llegará el Reino de Dios?» Les contestó: «La venida del Reino de Dios no es cosa que se pueda verificar.
No van a decir: "Está aquÃ, o está allá". Y sepan que el Reino de Dios está en medio de ustedes.»
Jesús dijo además a sus discÃpulos: «Llegará un tiempo en que ustedes desearán ver alguna de las manifestaciones del Hijo del Hombre, pero no la verán.
Entonces les dirán: "Está aquÃ, está allá." No vayan, no corran.
En efecto, como el fulgor del relámpago rasga el cielo desde un extremo hasta el otro, asà sucederá con el Hijo del Hombre cuando llegue su dÃa.
Pero antes tiene que sufrir mucho y ser rechazado por esta gente.