El mismo abrirá el camino al Señor con el espÃritu y el poder del profeta ElÃas, reconciliará a padres e hijos y llevará a los rebeldes a la sabidurÃa de los buenos. De este modo preparará al Señor un pueblo bien dispuesto.»
El ángel contestó: «Yo soy Gabriel, el que tiene entrada al consejo de Dios, y he sido enviado para hablar contigo y comunicarte esta buena noticia.
Mis palabras se cumplirán a su debido tiempo, pero tú, por no haber creÃdo, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el dÃa en que todo esto ocurra.»
El pueblo estaba esperando a ZacarÃas, y se extrañaban de que se demorase tanto en el Santuario.
Cuando finalmente salió, no podÃa hablarles, y comprendieron que habÃa tenido alguna visión en el Santuario. Intentaba comunicarse por señas, pues permanecÃa mudo.
Al terminar el tiempo de su servicio, ZacarÃas regresó a su casa,
Pero el ángel le dijo: «No temas, MarÃa, porque has encontrado el favor de Dios.
Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús.
Será grande y justamente será llamado Hijo del AltÃsimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David;
gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.»
MarÃa entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?»
Contestó el ángel: «El EspÃritu Santo descenderá sobre ti y el poder del AltÃsimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.