Jesús les dijo: «En verdad se lo digo: algunos de los que están aquà presentes no conocerán la muerte sin que ya hayan visto el Reino de Dios viniendo con poder.»
Cuando volvieron a donde estaban los otros discÃpulos, los encontraron con un grupo de gente a su alrededor, y algunos maestros de la Ley discutÃan con ellos.
La gente quedó sorprendida al ver a Jesús, y corrieron a saludarlo.
Y se lo llevaron. Apenas vio a Jesús, el espÃritu sacudió violentamente al muchacho; cayó al suelo y se revolcaba echando espuma por la boca.
Entonces Jesús preguntó al padre: «¿Desde cuándo le pasa esto?»
Le contestó: «Desde niño. Y muchas veces el espÃritu lo lanza al fuego y al agua para matarlo. Por eso, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.»
Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que hacÃa uso de tu nombre para expulsar demonios, y hemos tratado de impedÃrselo porque no anda con nosotros.»
Jesús contestó: «No se lo prohÃban, ya que nadie puede hacer un milagro en mi nombre y luego hablar mal de mÃ.
El que no está contra nosotros está con nosotros.»
Si tu mano te está haciendo caer, córtatela; pues es mejor para ti entrar con una sola mano en la vida, que ir con las dos a la gehenna, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te está haciendo caer, córtatelo;
pues es mejor para ti entrar cojo en la vida que ser arrojado con los dos pies a la gehenna.
Y si tu ojo prepara tu caÃda, sácatelo;
pues es mejor para ti entrar con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos al infierno,