But the God of all grace, who hath called us unto his eternal glory by Christ Jesus, after that ye have suffered a while, make you perfect, stablish, strengthen, settle you.
Porque los fariseos, al igual que el resto de los judÃos, están aferrados a la tradición de sus mayores, y no comen nunca sin haberse lavado cuidadosamente las manos.
Tampoco comen nada al volver del mercado sin antes cumplir con estas purificaciones. Y son muchas las tradiciones que deben observar, como la purificación de vasos, jarras y bandejas.
En cambio, según ustedes, alguien puede decir a su padre o a su madre: «Lo que podÃas esperar de mà es "consagrado", ya lo tengo reservado para el Templo.»
Y ustedes ya no dejan que esa persona ayude a sus padres.
Asà Jesús declaraba que todos los alimentos son puros. Y luego continuó: «Lo que hace impura a la persona es lo que ha salido de su propio corazón.
Los pensamientos malos salen de dentro, del corazón: de ahà proceden la inmoralidad sexual, robos, asesinatos,
infidelidad matrimonial, codicia, maldad, vida viciosa, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral.
Todas estas maldades salen de dentro y hacen impura a la persona.»
Jesús decidió irse hacia las tierras de Tiro. Entró en una casa, y su intención era que nadie lo supiera, pero no logró pasar inadvertido.
Una mujer, cuya hija estaba en poder de un espÃritu malo, se enteró de su venida y fue en seguida a arrodillarse a sus pies.
Esta mujer era de habla griego y de raza sirofenicia, y pidió a Jesús que echara al demonio de su hija.
Jesús le dijo: «Espera que se sacien los hijos primero, pues no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perritos.»
Pero ella le respondió: «Señor, los perritos bajo la mesa comen las migajas que dejan caer los hijos.»
Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte; por lo que has dicho el demonio ya ha salido de tu hija.»
Cuando la mujer llegó a su casa, encontró a la niña acostada en la cama; el demonio se habÃa ido.
Saliendo de las tierras de Tiro, Jesús pasó por Sidón y, dando la vuelta al lago de Galilea, llegó al territorio de la Decápolis.
Allà le presentaron un sordo que hablaba con dificultad, y le pidieron que le impusiera la mano.
Jesús lo apartó de la gente, le metió los dedos en los oÃdos y con su saliva le tocó la lengua.
En seguida levantó los ojos al cielo, suspiró y dijo: «Effetá», que quiere decir: «Abrete. »
Al instante se le abrieron los oÃdos, le desapareció el defecto de la lengua y comenzó a hablar correctamente.
Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistÃa, tanto más ellos lo publicaban.
Estaban fuera de sà y decÃan muy asombrados: «Todo lo ha hecho bien; hace oÃr a los sordos y hablar a los mudos.»