El les contestó: «A ustedes se les ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera no les llegan más que parábolas.
Y se verifican estas palabras: Por mucho que miran, no ven; por más que oyen no entienden; de otro modo se convertirÃan y recibirÃan el perdón.»
Jesús les dijo: «¿No entienden esta parábola? Entonces, ¿cómo comprenderán las demás?
Lo que el sembrador siembra es la Palabra de Dios.
Los que están a lo largo del camino cuando se siembra, son aquellos que escuchan la Palabra, pero en cuanto la reciben, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
Otros reciben la palabra como un terreno lleno de piedras. Apenas reciben la palabra, la aceptan con alegrÃa;
pero no se arraiga en ellos y no duran más que una temporada; en cuanto sobrevenga alguna prueba o persecución por causa de la Palabra, al momento caen.
pero luego sobrevienen las preocupaciones de esta vida, las promesas engañosas de la riqueza y las demás pasiones, y juntas ahogan la Palabra, que no da fruto.
Para otros se ha sembrado en tierra buena. Estos han escuchado la palabra, le han dado acogida y dan fruto: unos el treinta por uno, otros el sesenta y otros el ciento.»
Es semejante a una semilla de mostaza; al sembrarla, es la más pequeña de todas las semillas que se echan en la tierra,
pero una vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto y sus ramas se hacen tan grandes, que los pájaros del cielo buscan refugio bajo su sombra.»