Volvieron a contárselo a los demás, pero tampoco les creyeron.
Por último se apareció a los once discÃpulos mientras comÃan y los reprendió por su falta de fe y por su dureza para creer a los que lo habÃan visto resucitado.
Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación.
El que crea y se bautice se salvará; el que se niegue a creer se condenará.
Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas;
tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos.»
Ellos, por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que lo acompañaban.