Al dÃa siguiente, cuando salÃan de Betania, sintió hambre.
A lo lejos divisó una higuera llena de hojas, y fue a ver si encontraba algo en ella. Se acercó, pero no encontró más que hojas, pues todavÃa no era tiempo de higos.
Entonces Jesús dijo a la higuera: «¡Que nadie coma fruto de ti nunca jamás!» Y sus discÃpulos lo oyeron.
y no permitÃa a nadie transportar cosas por el Templo.
Luego se puso a enseñar y les dijo: «¿No dice Dios en la Escritura: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? ¡Pero ustedes la han convertido en una guarida de ladrones!»
Cuando pasaban de madrugada, los discÃpulos vieron la higuera, que estaba seca hasta la raÃz.
Pedro se acordó, y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.»
Jesús respondió: «Tengan fe en Dios.
Yo les aseguro que el que diga a este cerro: ¡Levántate de ahà y arrójate al mar!, si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le concederá.
Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán.
Y cuando se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo,