El patrón le contestó: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te voy a confiar mucho más. Ven a compartir la alegrÃa de tu patrón.»
Por último vino el que habÃa recibido un solo talento y dijo: «Señor, yo sabÃa que eres un hombre exigente, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has invertido.
Por eso yo tuve miedo y escondà en la tierra tu dinero. Aquà tienes lo que es tuyo.»
Pero su patrón le contestó: «¡Servidor malo y perezooso! Si sabÃas que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he invertido,
debÃas haber colocado mi dinero en el banco. A mi regreso yo lo habrÃa recuperado con los intereses.
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en el trono de Gloria, que es suyo.
Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los chivos.
Colocará a las ovejas a su derecha y a los chivos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo.
Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa.
Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»
Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y te fuimos a ver?
El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mÃ.»