Rueguen para que no les toque huir en invierno o en dÃa sábado.
Porque será una prueba tan enorme como no ha habido igual desde el principio del mundo hasta ahora, ni jamás la volverá a haber.
Y si ese tiempo no fuera acortado, nadie saldrÃa con vida. Pero Dios lo acortará en consideración a sus elegidos.
Entonces, si alguien les dice: Miren, el MesÃas está aquà o está allá, no le crean.
Porque se presentarán falsos mesÃas y falsos profetas, que harán cosas maravillosas y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios.
Miren que yo se lo he advertido de antemano.
Por tanto, si alguien les dice: ¡Está en el desierto!, no vayan. Si dicen: ¡Está en tal lugar retirado!, no lo crean.
Pues asà como refulge el relámpago desde el oriente e inflama el cielo hasta el poniente, asà será la venida del Hijo del Hombre.
En otras palabras: «Donde hay un cadáver, allà se juntan los buitres.»
Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Mientras todas las razas de la tierra se golpearán el pecho, verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con el poder divino y la plenitud de la gloria.
Enviará a sus ángeles, que tocarán la trompeta y reunirán a los elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del mundo.
Aprendan esta lección de la higuera: Cuando están ya tiernas sus ramas y empiezan a brotar las hojas, ustedes saben que se acerca el verano.
Asimismo, cuando ustedes noten todas estas cosas que les he dicho, sepan que el tiempo ya está cerca, a las puertas.
En verdad les digo: No pasará esta generación, hasta que sucedan todas estas cosas.
Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán.
Por lo que se refiere a ese DÃa y cuándo vendrá, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el Padre.