But the God of all grace, who hath called us unto his eternal glory by Christ Jesus, after that ye have suffered a while, make you perfect, stablish, strengthen, settle you.
Al anochecer, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: «Llama a los trabajadores y págales su jornal, empezando por los últimos y terminando por los primeros.»
Vinieron los que habÃan ido a trabajar a última hora, y cada uno recibió un denario (una moneda de plata).
Por eso, mientras se les pagaba, protestaban contra el propietario.
DecÃan: «Estos últimos apenas trabajaron una hora, y los consideras igual que a nosotros, que hemos aguantado el dÃa entero y soportado lo más pesado del calor.»
El dueño contestó a uno de ellos: «Amigo, yo no he sido injusto contigo. ¿No acordamos en un denario al dÃa?
Toma lo que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a llevar mis cosas de la manera que quiero? ¿O será porque soy generoso, y tú envidioso?»
Asà sucederá: los últimos serán primeros, y los primeros serán últimos.»
Jesús dijo a los hermanos: «No saben lo que piden. ¿Pueden ustedes beber la copa que yo tengo que beber?» Ellos respondieron: «Podemos.»
Jesús replicó: «Ustedes sà beberán mi copa, pero no me corresponde a mà el concederles que se sienten a mi derecha y a mi izquierda. Eso será para quienes el Padre lo haya dispuesto.»
Los otros diez se enojaron con los dos hermanos al oÃr esto.
Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de las naciones actúan como dictadores y los que ocupan cargos abusan de su autoridad.
Pero no será asà entre ustedes. Al contrario, el de ustedes que quiera ser grande, que se haga el servidor de ustedes,
y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre ustedes, que se haga el esclavo de todos;
hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»
Al salir de Jericó, les iba siguiendo una gran multitud de gente.
En algún momento, dos ciegos estaban sentados a la orilla del camino, y al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar: «¡Señor, hijo de David, ten compasión de nosotros!»
La gente les decÃa que se callaran, pero ellos gritaban aun más fuerte: «¡Señor, hijo de David, ten compasión de nosotros!»