Resuenan los lamentos de los pastores al ver arruinado lo que era su gloria. Hacen eco los rugidos de los leones porque ha sido devastada la gloria del Jordán.
Entonces me hice pastor de las ovejas a las que mataban los comerciantes de ganado. Me conseguà un par de bastones de ganado: a uno le puse el nombre de Bondad y al otro de Unión. Y desde entonces me hice cargo de las ovejas.
pues yo voy a dar a este paÃs un pastor que no se preocupará de las ovejas que desaparecen, ni buscará a la oveja perdida, ni cuidará a la herida, ni sostendrá a la que apenas puede caminar. Al contrario, se comerá la carne de las más gordas y les arrancará las pezuñas.»
¡Ay del pastor que no sirve para nada, que deja abandonado su rebaño! ¡La espada le cortará su brazo y le alcanzará el ojo derecho! ¡Que se seque su brazo y que su ojo derecho no vea más!