Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Ya corren por los montes los pies del mensajero, del que anuncia la paz. ¡Celebra tus fiestas, oh Judá, cumple tus votos! Porque no volverá a pasar por ti el bandido: ha sido extirpado totalmente.
Monta guardia en el muro. Vigila el camino y prepárate para el asalto, porque viene contra ti el destructor.
Sus valientes llevan el escudo rojo, sus guerreros están vestidos de púrpura. Los carros alistados brillan como antorchas y sus hombres llevan el casco.
Se lanzan a las calles y corren por las plazas, como antorchas encendidas, como relámpagos.
Se les oponen los más valientes, pero en vano. Corren hacia la muralla y se coloca la pared de defensa.
Las puertas son forzadas, se rompen y en el palacio es la derrota.
La diosa es sacada afuera y va al exilio, y sus siervas lloran y gimen como palomas, y se dan golpes en el pecho.
NÃnive parece un estanque de aguas; pero de aguas que se van, todos huyen. Nadie vuelve cuando se le grita: «Detente».
«Roben la plata y saqueen el oro», pues son innumerables los tesoros, verdaderos montones de objetos preciosos.
¡Destrozo, saqueo, devastación! Los corazones desfallecen, tiemblan las rodillas, los más valientes se desconciertan, y palidecen los rostros.
¿Dónde está la cueva de los leones, guarida de sus cachorros, donde iban a llevar sus crÃas sin que nadie los molestara?
El león desgarraba para sus cachorros; mataba para sus leonas y llenaba sus guaridas de presas y de carne despedazada.