El Señor gobernará las naciones y enderezará a la humanidad. Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. Una nación no levantará la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra.
Cada uno podrá permanecer sentado bajo su parrón o su higuera sin que nadie lo moleste; pues asà lo dice el Señor.