"EnvÃa hombres adelante para que exploren esa tierra de Canaán que voy a darles a los israelitas. Cada tribu elija como representante a uno de sus jefes".
Observen cómo es ese paÃs donde viven, si es bueno o malo. Cómo son las ciudades donde viven: ¿son campamentos o ciudades fortificadas? FÃjense en cómo es la tierra, si es rica o pobre, si hay o no árboles. Y no tengan miedo en traernos algunos productos del paÃs". Porque era la estación de las primeras uvas.
Partieron pues a explorar ese paÃs desde el desierto de Sin hasta Rejov, a la entrada de Emat.
Subieron por el Neguev y llegaron a Hebrón, donde se encontraban Ahimán, Chechai y Talmai, de la raza de los anaquim. Hebrón habÃa sido fundada siete años antes que la ciudad de Tanis, en Egipto.
Llegaron al valle de Escol, donde cortaron un sarmiento con un racimo de uva que transportaron en un palo entre dos, junto con granadas e higos.
Ese lugar se llamó el valle del Racimo, por el racimo que habÃan cortado allà los israelitas.
Al cabo de cuarenta dÃas volvieron de su inspección a ese paÃs.
Esto fue lo que contaron: "Entramos al paÃs a donde nos enviaron. ¡Realmente es una tierra que mana leche y miel: ¡aquà están sus productos!
Pero el pueblo que vive en ese paÃs es muy poderoso. Las ciudades son muy grandes y fortificadas, hemos visto incluso a los descendientes de Enac.
Los amalecitas viven en el Neguev; los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña; los cananeos están instalados en la costa del mar y en las riberas del Jordán".
Y se pusieron a desacreditar la tierra que habÃan visitado. Les decÃan a los Israelitas: "La tierra que hemos explorado es una tierra que devora a sus habitantes. Los hombres que allà viven son muy altos.