Si vienen a ti los ladrones, los salteadores nocturnos, ¿cómo no te robarán lo que quieran? Si vienen a ti los vendimiadores, ¿te dejarán acaso más que algunos racimos?
¡Cómo han rebuscado en Esaú y escudriñado sus escondrijos!
Hasta la frontera te han rechazado tus amigos; tus aliados han sido más fuertes que tú, y han puesto un lazo bajo tus pies.
No te alegres de la ruina de tu hermano en el dÃa de su desgracia. No hagas burla de los hijos de Judá en el dÃa de su angustia, no te rÃas de su miseria.
No vengas a mirar a la puerta el dÃa en que le va mal a mi pueblo: ¿será bueno que veas sus sufrimientos el dÃa de su desgracia? No eches mano de sus riquezas en el dÃa de la desventura.
No te pongas en la cruzada para matar a los que huyen, ni entregues a los sobrevivientes en el dÃa de su angustia.
Asà como ustedes bebieron sobre mi monte santo, asà van a beber, naciones que me rodean; beberán hasta que pierdan los sentidos, y serán luego como si no hubieran sido.
Pero en el monte de Sión habrá supervivientes, que será un lugar santo, y el pueblo de Jacob recobrará su heredad.
Los habitantes del Negueb heredarán los cerros de Esaú; los de la tierra baja, el paÃs de los filisteos; heredarán del territorio de EfraÃm y los campos de Samaria, y los de BenjamÃn heredarán Galaad.