Hijo de hombre, así habla Yavé a la tierra de Israel: ¡Es el fin! ¡Llegó el final a los cuatro rincones del país!
Ahora es el fin para ti. Voy a desatar mi cólera contra ti, te juzgaré de acuerdo a tu comportamiento y haré recaer sobre ti todos tus crímenes.
Mi ojo no te perdonará, seré inclemente. Haré recaer sobre ti tu conducta, y te recordaré todos tus crímenes; entonces sabrán que soy Yavé.
Esto dice Yavé: Ya llega la desgracia, una desgracia única.
Es el fin, se acerca el fin, se muestra aquí y acullá.
Es tu turno, habitante del país, llegó el momento, se acerca el día; no faltará, no tardará.
Voy a hacer que mi cólera se derrame sobre ti; se descargará mi cólera sobre ti y te juzgaré según tu conducta. Haré que pagues todos tus crímenes.
Mi ojo no te perdonará, seré inclemente, haré que pagues tu conducta y me recordaré de tus crímenes; entonces sabrán que yo, Yavé, soy quien castiga.
¡Este es el día! ( ) ¡La insolencia floreció, el orgullo se expandió,
la violencia reina, castiga perversamente.
¡Llegó el momento, llegó el día! Que el comprador no se alegre, que el vendedor no se queje, ( )
porque el vendedor, aunque quede con vida, no recuperará su mercadería. Cada uno vive en su injusticia, ¿dónde, pues, hallarán fuerzas?
Sonará la trompeta, harán los preparativos, pero nadie partirá al combate ( ).
La espada aguarda al que sale afuera ( ). El que está en el campo morirá a espada, el que está en la ciudad será presa del hambre y de la peste.
Los que escapen vagarán por la montaña como palomas asustadas; todos morirán, a causa de su pecado.
Todos los brazos serán abatidos y las rodillas quebrantadas.
Se cubrirán de sacos, pero el terror los envolverá; la vergüenza cubrirá su rostro y todas las cabezas serán rapadas.
Tirarán por las calles su plata y arrojarán su oro a la basura. Esto no calmará su hambre ni llenará su estómago, ya que todo eso solamente los conducirá al mal.
En su "Joya", que constituía su orgullo, pondrán sus miserables ídolos, y por ello yo se la convertiré en algo horroroso.
La entregaré en manos de extranjeros, y como botín a la gente malvada del país, que la profanarán.
Apartaré mi vista de ellos,mi tesoro será profanado;entrarán los ladrones y lo profanarán.
Harán allí una masacreporque el país está cubierto de sangre y la ciudad repleta de violencia.
Humillaré la soberbia de los violentos( ) y sus santuarios serán profanados.
Reinará la angustia,buscarán la paz, pero ésta no llegará.
Desgracia tras desgracia,una mala noticia tras otra;los profetas no tendrán más visiones,los sacerdotes, nada más que decir, los ancianos no sabrán más qué aconsejar.
El rey estará de duelo, colmado de espanto,a los nobles les temblarán las manos;los trataré de acuerdo a su comportamiento, tendrán la sentencia que se mereceny sabrán que yo soy Yavé.