¡Este es el dÃa! ( ) ¡La insolencia floreció, el orgullo se expandió,
la violencia reina, castiga perversamente.
¡Llegó el momento, llegó el dÃa! Que el comprador no se alegre, que el vendedor no se queje, ( )
porque el vendedor, aunque quede con vida, no recuperará su mercaderÃa. Cada uno vive en su injusticia, ¿dónde, pues, hallarán fuerzas?
Sonará la trompeta, harán los preparativos, pero nadie partirá al combate ( ).
La espada aguarda al que sale afuera ( ). El que está en el campo morirá a espada, el que está en la ciudad será presa del hambre y de la peste.
Los que escapen vagarán por la montaña como palomas asustadas; todos morirán, a causa de su pecado.
Todos los brazos serán abatidos y las rodillas quebrantadas.
Se cubrirán de sacos, pero el terror los envolverá; la vergüenza cubrirá su rostro y todas las cabezas serán rapadas.
Tirarán por las calles su plata y arrojarán su oro a la basura. Esto no calmará su hambre ni llenará su estómago, ya que todo eso solamente los conducirá al mal.