El prÃncipe llegará hasta allà desde el exterior por el vestÃbulo de la puerta y se quedará cerca del montante de la puerta; los sacerdotes ofrecerán entonces su holocausto y su sacrificio pacÃfico. Luego se postrará en el dintel de la puerta y se retirará; la puerta no se volverá a cerrar hasta la tarde.
El prÃncipe entrará con sus súbditos y saldrá cuando estos salgan.
Con ocasión de las fiestas y de las solemnidades, el prÃncipe ofrecerá por el novillo una medida de harina, otra por el carnero y lo que quiera por los corderos.
Con esto, el prÃncipe no tomará nada de la herencia del pueblo; no le quitará lo que le pertenece, sino que de sus propios bienes dará una herencia a sus hijos; asà mi pueblo no será despojado de su herencia".
El hombre me llevó por la entrada ubicada al lado del pórtico a las piezas santas reservadas a los sacerdotes, las que están al norte. AllÃ, en el extremo oeste, habÃa un espacio.