"Hijo de hombre, entona un canto fúnebre sobre Faraón, rey de Egipto. Dirás esto: ¡Cómo! ¿Desapareció el león de las naciones? Tú eras como el dragón de los mares; hacÃas hervir las aguas, las removÃas con tus patas y producÃas las olas.
Muchos pueblos se estremecerán cuando anuncie tu ruina a las naciones, a paÃses que no conocÃas.
Numerosos pueblos quedarán espantados al ver tu suerte, sus reyes se pondrán a tiritar cuando haga pasar mi espada delante de ellos, cada uno temerá por su vida en el dÃa de tu ruina.
Ahà están Masoc, Tubal y todo su pueblo en las tumbas que lo rodean; todos esos incircuncisos sembraron el terror en la tierra de los vivos y luego cayeron a espada.
Ahà están Edom, sus reyes y sus jefes; a pesar de su valor, cayeron a espada, igual que los demás. Están acostados con los circuncidados, junto con los que bajan a la tumba.
Ahà están todos los prÃncipes del norte, y los hombres de Sidón: bajaron con todo su prestigio a pesar de su valentÃa. Estos incircuncisos están acostados entre las vÃctimas de la espada, arrastraron su vergüenza hasta donde los que bajan a la tumba.