Pero llegó otra águila, grande, de anchas alas, de tupido plumaje, y la parra dirigió sus raÃces y sus ramas hacia ella, esperando encontrar más agua que la que tenÃa en su tierra.
HabÃa sido sin embargo plantada en buena tierra, donde no faltaba el agua, podÃa extender sus ramas, dar frutos y ser una parra magnÃfica.