Baruc leyó las palabras de este libro en presencia de JeconÃas, hijo de JoaquÃn, rey de Judá, y delante de todo el pueblo que acudÃa a oÃrlas.
Estaban todos los personajes de la familia real, los ancianos y el pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande, cuantos habitaban en Babilonia junto al rÃo Sud.
Entonces lloraron, ayunaron y rezaron
e hicieron una colecta de dinero, de acuerdo a las posibilidades de cada uno.
Antes de partir, el dÃa diez del mes de Siván, habÃa tomado los vasos del Templo del Señor que habÃan sido robados, para devolverlos a la tierra de Judá. Eran los vasos de plata que habÃa hecho SedecÃas, hijo de JosÃas, rey de Judá,
Y les dijeron: «Les mandamos dinero para que compren holocaustos y ofrendas por el pecado e incienso, y para que ofrezcan sacrificios en el altar del Señor nuestro Dios,