Entonces todos los oficiales, especialmente Joanán, hijo de Carea, y AzarÃas, hijo de HosÃas, y todo el pueblo, chicos y grandes, fueron a ver al profeta JeremÃas
y sostienen, por el contrario: «No, que es a Egipto adonde queremos ir, pues allà no veremos más la guerra, ni oiremos el toque del clarÃn, ni sufriremos de falta de paz; es allà donde queremos morar»,
Y todos los que han decidido irse a Egipto para residir allÃ, morirán a espada, de hambre y de peste; y nadie escapará con vida de esa catástrofe que les voy a mandar.