Pues, respecto de las casas de esta ciudad y de los palacios reales, que van a ser demolidos, para servir de trincheras y de muros de defensa contra los caldeos,
ni tampoco les faltará a los sacerdotes y levitas un hombre que, en presencia mÃa, ofrezca holocaustos, queme incienso de oblación y celebre el sacrificio cada dÃa.