No hay nadie para hacerte justicia ni hay remedio que te sane.
¡Todos tus amantes te olvidaron, ya no se interesan por ti! SÃ, yo te he herido como hiere el enemigo, con un golpe seco, por tu enorme culpa y por tus numerosos pecados.
Sin embargo, todos los que te devoran serán devorados, todos tus opresores irán al destierro, todos tus saqueadores serán saqueados, y los que te desprecian pasarán a ser despreciados.