Si cumplen esto, entonces los reyes sucesores de David seguirán entrando por estas puertas, pasarán con sus carros y sus caballos, con su gente y con su pueblo.
Nunca más volverá, sino que morirá en el lugar adonde lo llevaron prisionero, y jamás verá este paÃs.
¡Pobre de aquel que edifica su casa con abusos, y levanta sus pisos sobre la injusticia! ¡Pobre de aquel que se aprovecha de su prójimo y lo hace trabajar sin pagarle su salario!
¿Acaso hace falta el cedro para que seas rey? ¿Le faltó acaso a tu padre comida o bebida? Sin embargo, se preocupaba de la justicia y todo le salÃa bien.
Sube a los cerros del LÃbano y grita; levanta tu voz desde los cerros de Basán y de lo alto del Abarim, porque todos tus amantes han sido aplastados.
El viento dispersará a todos tus pastores, y tus amantes partirán al destierro. Entonces quedarás avergonzada y decepcionada de todos esos amantes.
Tú, que hiciste tu casa en el LÃbano, que anidabas entre los cedros, ¡cómo te irás a quejar cuando sientas dolores y angustias como de una mujer que da a luz!
Inscriban en el registro a este hombre asÃ: «Sin hijos, un fracasado en su vida.» Pues nadie de su sangre logrará restablecerse sobre el trono de David para reinar en Judá.