BibleAll
Home
Bible
Parallel Reading
About
Contact
Login
Verse of the Day
Come unto me, all ye that labour and are heavy laden, and I will give you rest.
Matthew: 11:28
King James Versions
Tamil Bible
Alkitab Bible
American Standard Version
Bible Latinoamericana Spanish
Biblia Ave Maria
Biblia Cornilescu Română
Biblia Cristiana en Espaคol
Bà¸blia da Mulher Catขlica
Elberfelder Bible
Hebrew Bible (Tanakh)
Hindi Bible
Holy Bible in Arabic
Holy Bible KJV Apocrypha
Italian Riveduta Bible
La Bible Palore Vivante
La Bible Darby Francis
La Biblia Moderna en Espaคol
La Biblia NTV en Espaคol
Magandang Balita Biblia libre
Malayalam Bible
Marathi Bible
Tagalog Bible
Telugu Bible
The Holy Bible in Spanish
The Holy Bible RSV
The Vietnamese Bible
Urdu Bible
Zulu Bible Offline
БиблиÑ. Синодальный перевод
Punjabi Bible
Korean Bible
Select Book Name
Génesis
Exodo
LevÃtico
Números
Deuteronomio
Josué
Rut
1 Samuel
2 Samuel
1 Reyes
2 Reyes
1 Crónicas
2 Crónicas
Esdras
NehemÃas
TobÃas
Judit
Ester
Job
Salmos
1 Macabeos
2 Macabeos
Proverbios
Eclesiastés (Qohelet)
Cantar
SabidurÃa
Sirácides (Eclesiástico)
IsaÃas
JeremÃas
Lamentaciones
Baruc
Ezequiel
Daniel
Oseas
Joel
Amós
AbdÃas
Jonás
Miqueas
Nahún
Habacuc
SofonÃas
Ageo
ZacarÃas
MalaquÃas
Evangelio según San Mateo
Evangelio según San Marcos
Evangelio según San Lucas
Evangelio según San Juan
Hecho de los Apóstoles
Carta a los Romanos
1 Carta a los Corintios
2 Carta a los Corintios
Carta a los Gálatas
Carta a los Efesios
Carta a los Filipenses
Carta a los Colosenses
1 Carta a los Tesalonicenses
2 Carta a los Tesalonicenses
1 Carta a Timoteo
2 Carta a Timoteo
Carta a Tito
Carta a Filemon
Carta a los Hebreos
Carta de Santiago
1 Carta de Pedro
2 Carta de Pedro
1 Carta de Juan
2 Carta de Juan
3 Carta de Juan
Carta de Judas
Apocalipsis
Chapter
Verse
Go
Prev
Bible Latinoamericana Spanish
Next
JeremÃas : 20
Track Name
00:00
00:00
Chapters
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
El sacerdote Pasjur, hijo de Immer, que era primer encargado de la Casa de Yavé,
al oÃr a JeremÃas, mandó apalearlo, y lo hizo sujetar con cadenas en el calabozo de la puerta alta de BenjamÃn, que está en la Casa de Yavé.
Al dÃa siguiente, sacó Pasjur a JeremÃas del calabozo. Entonces JeremÃas le dijo: «Para Yavé, ahora, no eres más Pasjur, sino que te ha llamado: Terror para todos.»
Porque asà dice Yavé: «Yo te entregaré al terror, junto con tus amigos, los cuales serán muertos por sus enemigos ante tus propios ojos.
Entregaré a toda la gente de Judá en manos del rey de Babilonia para que sean llevados a esa ciudad o muertos a espada. Entregaré a los enemigos las riquezas de Jerusalén, tanto sus reservas como sus cosas preciosas, y los tesoros de los reyes de Judá. Los enemigos saquearán y tomarán todo, llevándoselo a Babilonia.
A ti también, Pasjur, te llevarán a Babilonia, junto con todos los que viven en tu casa. Allà morirás y serás sepultado, igual que tus amigos, a quienes engañas con profecÃas falsas.»
Me has seducido, Yavé, y me dejé seducir por ti. Me tomaste a la fuerza y saliste ganando. Todo el dÃa soy el blanco de sus burlas, toda la gente se rÃe de mÃ.
Pues me pongo a hablar, y son amenazas, no les anuncio más que violencias y saqueos. La palabra de Yavé me acarrea cada dÃa humillaciones e insultos.
Por eso decidà no recordar más a Yavé, ni hablar más en su nombre, pero sentÃa en mà algo asà como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo, no podÃa.
Yo oÃa a mis adversarios que decÃan contra mÃ: «¿Cuándo, por fin, lo denunciarán?» Ahora me observan los que antes me saludaban, esperando que yo tropiece para desquitarse de mÃ.
Pero Yavé está conmigo, él, mi poderoso defensor; los que me persiguen no me vencerán. Caerán ellos y tendrán la vergüenza de su fracaso, y su humillación no se olvidará jamás.
Yavé, Señor, tus ojos están pendientes del hombre justo. Tú conoces las conciencias y los corazones, haz que vea cuando te desquites de ellos, porque a ti he confiado mi defensa.
¡Canten y alaben a Yavé, que salvó al desamparado de las manos de los malvados!
¡Maldito sea el dÃa en que nacà en que mi madre me dio a luz: ¡No sea bendito!
Maldito sea el que avisó a mi padre y le colmó con esa alegrÃa: «Te ha nacido un hijo varón».
Que ese hombre sea como aquellas ciudades que Yavé ha destruido sin compasión; que sienta el grito de alarma en la mañana y el clamor de guerra al mediodÃa,
porque no me hizo morir en el seno materno. ¡Mi madre habrÃa sido mi tumba y yo me habrÃa quedado siempre en su seno!
¿Para qué, pues, salà de sus entrañas? ¿Para vivir angustia y tormento y acabar mis dÃas en la humillación?
×
×
Save
Close