Pero el cántaro que estaba haciendo le salió mal, mientras amoldaba la greda. Lo volvió entonces a empezar, transformándolo en otro cántaro a su gusto.
¿Han visto ustedes que haya desaparecido de las altas cumbres la nieve del LÃbano, o que se hayan secado las aguas poderosas, frescas y corrientes?
¡Y bien, mi pueblo me ha olvidado y quema incienso a cosas que no valen nada! Lo han desviado de sus caminos, de sus viejos senderos, para tomar caminos horrorosos, rutas intransitables.
Lograrán que su paÃs se vuelva un desierto, un objeto de risa eterna: todo el que pase quedará sorprendido de eso y meneará la cabeza.
Que se oigan salir gritos de sus casas cuando tú envÃes, de repente, contra ellos bandas de salteadores, ya que han cavado una fosa para cazarme y han escondido trampas por donde yo paso.