«Dirás a los hijos de Israel: Estas son las normas para las personas que pecan por ignorancia contra uno de los mandamientos de Yavé, haciendo algo que no debe hacerse.
Si el que peca es el sumo sacerdote, el ungido, su pecado mancha al pueblo. Ofrecerá a Yavé, por el pecado que cometió, un novillo sin defecto.
Lo traerá a la Tienda de las Citas a la presencia de Yavé; pondrá la mano sobre la cabeza del novillo, y luego lo sacrificará delante de Yavé.
Entonces el sacerdote ungido tomará parte de su sangre, que llevará a la Tienda de las Citas,
y habiendo mojado el dedo en la sangre rociará con ella siete veces hacia el velo del santuario.
El sacerdote teñirá con la sangre los cuernos del altar del incienso aromático para Yavé que está en la Tienda de las Citas, y vaciará el resto de la sangre al pie del altar de los holocaustos, a la entrada de la Tienda de las Citas.
Después quitará la grasa del novillo sacrificado por el pecado, tanto la que cubre las entrañas, como la que está encima,
los riñones y el sebo adherido a éstos y a los lomos, junto con la telilla del hígado.
Hará como se hace en los sacrificios de comunión: lo quemará sobre el altar de los holocaustos.
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Todo lo restante del animal, la piel, toda la carne, la cabeza, patas e intestinos y el excremento, lo llevará fuera del campamento, a un lugar limpio donde se suelen echar las cenizas de las víctimas. Allí lo quemarán sobre un montón de leña.
Si toda la comunidad de Israel ha pecado por ignorancia, sin darse cuenta de que hizo alguna cosa prohibida por Yavé,
en cuanto la comunidad se dé cuenta del pecado, ofrecerá un novillo como sacrificio por el pecado. Lo llevarán a la entrada de la Tienda de las Citas,
y los ancianos del pueblo pondrán las manos sobre la cabeza del ternero, en la presencia de Yavé. Allí sacrificarán el novillo.
El sacerdote ungido llevará parte de la sangre a la Tienda de las Citas;
allí mojará su dedo en sangre y hará siete aspersiones hacia el velo.
Teñirá también con sangre los cuernos del altar que está ante Yavé en la Tienda de las Citas, y derramará la sangre restante al pie del altar de los sacrificios que está a la entrada de la Tienda de las Citas.
Luego quitará toda la grasa y la quemará sobre el altar,
haciendo en todo con este novillo lo mismo que se hace al ofrecer el sacrificio por el pecado del sacerdote. Así hará la expiación por ellos y serán perdonados.
Sacarán el ternero fuera del campamento y lo quemarán también como el primero, por ser sacrificio por el pecado de toda la asamblea.
Si un jefe ha pecado, haciendo sin darse cuenta alguna de las muchas cosas que prohíbe la ley de Yavé, se encuentra con un delito.
En cuanto se dé cuenta de su pecado, traerá como ofrenda un macho cabrío sin defecto,
le pondrá su mano sobre la cabeza y lo degollará en el lugar donde se sacrifica el holocausto en presencia de Yavé.
Es un sacrificio por el pecado. El sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctima y derramará la sangre al pie de este altar.
El sebo lo quemará encima, como se hace en los sacrificios de comunión. De esta forma el sacerdote hará la expiación por la persona y por su pecado, y será perdonada.
Si uno del pueblo ha pecado por inadvertencia, haciendo algo prohibido por Yavé, se encuentra con un delito.
En cuanto se dé cuenta del pecado cometido, presentará como ofrenda una cabra sin defecto,
pondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará en el lugar de los holocaustos.
El sacerdote mojará su dedo en la sangre, teñirá con ella los cuernos del altar de los holocaustos, y derramará el resto junto a su base.
Quitará toda la grasa como suele quitarse de los sacrificios de comunión, la quemará sobre el altar como calmante olor para Yavé. Así hará la expiación por la persona y por su pecado, y será perdonada.
Si ofrece por el pecado una ovejita, tomará una oveja sin defecto,
pondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará en el lugar donde se degüellan las víctimas de los holocaustos.
El sacerdote mojará su dedo en la sangre y teñirá con ella los cuernos del altar de los holocaustos, luego derramará el resto de la sangre al pie del altar.
También quitará toda la grasa, así como se quita del ternero sacrificado en sacrificio de comunión, la quemará sobre el altar encima de los sacrificios haciendo la expiación por el que ofrece y por su pecado, y le será perdonado.