Para un hombre de veinte a sesenta años, el valor será de cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario.
El valor de una mujer será de treinta siclos.
De los cinco a los veinte años, el valor será: para el varón veinte siclos, para la mujer diez siclos.
De un mes hasta los cinco años: para un niño cinco siclos de plata, para una niña tres siclos.
De los sesenta años en adelante, el valor será: para un hombre quince siclos; para una mujer diez siclos.
Si uno es tan pobre que no puede pagar este precio, lo presentarán al sacerdote, el cual le pondrá precio; el sacerdote lo evaluará según los recursos del que hizo el voto.
Si se trata de un animal impuro, lo rescatarán según el precio que tú fijes y añadirán la quinta parte del precio: si no es rescatado será vendido según el precio.
No se distinguirá entre bueno o malo, ni se cambiará uno por otro, y si se hace un reemplazo, el animal sustituido y el que lo sustituye serán cosa sagrada y no podrán ser rescatados.»