¡Grita de júbilo, oh tú, que estabas estéril y que no dabas a luz; grita de júbilo y alegría, tú que no esperabas! Pues mira a los hijos de la abandonada, más numerosos que los de la casada, dice Yavé.
Ensancha el espacio de tu tienda, sin demora despliega tus toldos, alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas;
porque te extenderás a derecha y a izquierda. Tu descendencia conquistará las naciones y repoblará las ciudades desiertas.
No temas, pues no vas a ser defraudada, no tengas vergüenza, pues no tendrás de qué ponerte colorada. Te olvidarás de las vergüenzas de tu juventud y de los desprecios que te hicieron cuando viuda.
Pues ahora te desposa tu creador, Yavé de los Ejércitos es su nombre. El que te rescata es el Santo de Israel, quien se llama Dios de toda la tierra.
Sí, Yavé te llama como a la esposa abandonada, que se encuentra afligida. ¿Se puede rechazar la esposa que uno toma siendo joven? dice tu Dios.
Te había abandonado un momento, pero con inmensa piedad yo te vengo a reunir.
En unos momentos de ira te oculté mi rostro, pero con amor que no tiene fin me apiado de ti, - dice Yavé, que te viene a rescatar.
Voy a hacer como en el diluvio de Noé, cuando juré que las aguas no pasarían más sobre la tierra. Así juro yo no enojarme más contigo ni amenazarte nunca más.
Los cerros podrán correrse y bambolearse las lomas; mas yo no retiraré mi amor, y mi alianza de paz contigo no se bamboleará, - dice Yavé, que se compadece de ti.
¡Pobrecilla, azotada por la tempestad y sin consuelo! Yo asentaré tus muros sobre piedras preciosas, y serán tus cimientos de zafiro.
Haré tus murallas de rubíes, tus puertas de cristal, y todo tu contorno de piedras preciosas.
Todos tus hijos serán instruidos por Yavé, y grande será la felicidad de tus hijos.
Te mantendrás firme por la justicia y no tendrás que temer la opresión; el terror no se te acercará.
Si alguien te ataca, no será de parte mía; el que se lance contra ti, ante ti caerá.
Mira, yo he creado al herrero que mantiene el fuego de la fragua con el fuelle, y saca de allí las armas que debe forjar. Pero también he sido yo quien ha creado al destructor; que las va a romper.
Ningún arma que hayan forjado contra ti resultará, y harás callar a cualquiera que te acuse. Este es el premio para los servidores de Yavé y la victoria que les garantizo, dice Yavé.